La terapia como espacio de seguridad

Para que una terapia sea efectiva debe haberse construido un espacio de seguridad para la persona. Haciendo un símil, podríamos decir que deberíamos construir ese vínculo de seguridad que es tan necesario en la infancia para poder explorar nuestro mundo interno y nuestra forma de relacionarnos con él, desde el respeto, la validación, el afecto, el empoderamiento y el no juicio.
Muchas personas que no han tenido estos vínculos de seguridad en sus cuidadores pueden empezar a mirarse y sanar dentro de un espacio terapéutico, sin miedo al rechazo o a la crítica. Pero otras muchas, que no se sintieron seguras cuando eran niñxs, o que vivieron una infancia marcada por el miedo o el rechazo, llegarán a la terapia con miedo, con desconfianza a toda persona que pueda acercarse a su intimidad.

Este trabajo por sentirse seguro en una terapia no forma parte de la persona que acude a ella, forma parte de lxs terapeutas, por eso, si has estado en un proceso terapéutico y no te has sentido respetadx, recuerda que tú no has hecho nada mal ni tenías que «encajar» dentro de las ideas de tu terapeuta»

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